¿Por qué planificas? ¿Para qué tienes un plan?

Tendemos a planificar y prever acciones, pero pocas veces valoramos las excusas o peligros que surgen cuando planificamos. Ahí van algunas razones que solemos utilizar para planificar:

  • Reducir el riesgo: Esta sí que es una genialidad. Planifica lo que quieras que el riesgo no cambia, porque riesgo es lo que te juegas. Por mucho que planifiques, las condiciones en las que vas a tirar una moneda al aire, si te has jugado algo, digamos cien euros, el riesgo no cambia, siguen siendo cien euros.
  • Afrontamos la incertidumbre: Si quieres creerlo, adelante. Simplemente ten cuidado con una cosita. Que el plan que has hecho sea válido también es incierto.
  • Obtenemos un mapa, una ruta: Bueno, puede que lo creas así. Pero lo que tienes es una historieta basada en parte de la información que de verdad importa y en una fantástica capacidad para prever que pasará en el futuro, al más puro estilo Nostradamus.
  • Evaluamos los recursos necesarios: Perfecto, lástima que sólo puedas contar con los disponibles o accesibles.
  • Determinamos metas intermedias: Y eso está muy, pero que muy bien. La cuestión es si son necesarias o se trata de simples controles aleatorios o deseos que permitan celebrar triunfos rápidos.
  • Establecemos los procesos: POR FIN. Eso si que los puedes planificar, cada proceso. Si eres capaz de determinar qué vas a obtener y cómo, sin lugar a dudas, tienes un proceso planificable.

Así que si quieres, sigue planificando. Pero hazlo siendo consciente de por qué lo haces y para qué puede valer.

Y tú, ¿para qué planificas?

Javier Martínez Romero

Interesado en la gestión en entornos de incertidumbre, desarrollando el concepto de gestión relativa. Co-fundador de scalabBle. Siempre simplificando.
En Twitter: @javisagan