Decir no y mil veces no

Los No forman parte de lo que somos y multiplican nuestras oportunidades.

Durante nuestra infancia “somos” en un estado natural y menos condicionado por las convenciones sociales. Poco a poco, la influencia social y cultural va creando un perfil de nosotros, que nos constriñe y provoca una visión bastante manipulada de lo que somos. Es ese proceso de aculturación donde se nos enseña a decir “Sí”, para ser buenas personas que se muestran amables, positivas y sociables. Pero, como decía Gracián, no hay mayor esclavitud que decir Sí cuando se quiere decir No.

La sociedad estigmatiza las negaciones y nos aconseja renunciar a ellas, alejándonos de nuestra esencia. Sin embargo, asumir ciertas limitaciones (decir No) ayuda a gestionar más fácilmente nuestra vida y también nuestras organizaciones.

Un ejemplo del poder de decir No: Don’t be evil

Cuando Google abanderó en su filosofía el lema corporativo Don’t be evil (No seas malvado) estaba definiendo el eje vertebral de su identidad. La negación de ser malo permite a Google ser y hacer todo aquello que no entre en contradicción con esa limitación. En ese momento, el límite se convierte en oportunidad, se amplía la libertad de ser y hacer. Por tanto, resulta más efectivo fijar un “No”, que muchos “Sí”.

Tal como decía Michael Porter: “The essence of strategy is choosing what NOT to do”, la correcta elección de una negación aumenta el grado de acción y muestra nuevas oportunidades. Y esta afirmación también deja abierto un debate interesante: el impacto de las limitaciones sobre “ser” (como planteaba Google) o “hacer” (como plantea Porter).

Decir No nos acerca al Sí

Debemos reivindicar la necesidad de fijar esos “No”, en lugar de asumir los “Sí”. Demasiadas veces, se malentienden y tergiversan los “No”. Asumir límites es clave para definir nuestro enfoque y, por consiguiente, un Sí importante puede requerir miles de No, como explicaba William Ury en su libro “Getting To Yes”. Hablando de negociación, ofrece una manera elegante y simple (pero no fácil) de llegar a un acuerdo incluso en las situaciones más difíciles:

“Decir No de manera positiva significa, primero, decirnos “Sí” a nosotros mismos y a nuestros valores más profundos. Cuando John, ejecutivo de una empresa familiar al que conozco, tuvo que decirle No a la exigencia de su jefe de que se ocupara del negocio durante las fiestas de Navidad por enésimo año consecutivo, recurrió a un Sí más profundo y al respeto por su persona. Le dijo a su padre: “Mi familia me necesita y me propongo pasar con ellos las vacaciones de Navidad”. A continuación, John fijó un límite claro, en un tono respetuoso: “No voy a trabajar en Navidad”. Le explicó a su padre cómo organizaría el trabajo en la oficina para que se hiciera todo lo que debía hacerse, mientras él destinaba el tiempo que necesitaba a su familia”.

Decir No es consecuencia de poner en valor lo que somos, de decirnos Sí a nosotros mismos.
En realidad, decir No a algunas cosas es priorizar un Sí a otras muchas, aquellas donde queremos aportar nuestro tiempo y nuestra energía.

Créditos de la imagen: Nathan Gibbs en Flickr (bajo licencia Creative Commons)

Nereida Torrijos

Licenciada en Humanidades, ha trabajado en el inventario de patrimonio etnográfico, cultural y de tradición oral aragonesas. Actualmente, interesada en analizar y aplicar prácticas humanistas en las organizaciones.

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2 comentarios en "Decir no y mil veces no"

  • scalabBle – Dragones y educación en las organizaciones
    25/02/2014 (10:58 am)
    Responder

    […] que creía ver en aquellos que le hacían sentirse roedor. O quizás fue siempre un dragón al que nunca le dijeron que NO, nunca le pusieron límites, ni le enseñaron otros modos de resolver los conflictos […]

  • mcallan
    08/03/2014 (10:54 am)
    Responder

    No se puede estar más de acuerdo ;)))


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